Recuerdo, el primer día que te ví, sobre todo tus ojos, recuerdo como me miraste con una cara un poco mezcla de extrañeza y duda. No sé hasta que punto fue virtud mía hacer que te sintieras tan agusto, pero se te notaba como si todo el peso de tu vida, hubiera desaparecido. Un café, una conversación sobre muchas o pocas cosas, una camarera, morena, creo que tenía gafas. Un paseo, hablando de nada o de todo.
Pero sobre todo recuerdo, tu cara, cuando te dije que te iba a besar, era una mezcla de tensión y deseo, tensión que se convirtio en alivio y en una pequeña sonrisa cuando mis labios, dejaron de tocar los tuyos. Recuerdo, como tu cuerpo pedía un abrazo y el mio, te lo daba. Recuerdo, como en cada portal, me paraba a besarte, recuerdo el sabor de tu boca, no porque acabe de probarla, sino porque es uno de esos recuerdos que no se borran.
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