Llegar a casa, encontrar la sonrisa que alegrará su tristeza, esa sonrisa que no sabe, que no entiende, que no comprende ni de facturas, ni de deudas, ni de bancos, ni pobreza.
Y volver a irse a buscar, buscar que comer, cualquier cosa.
Miras el escaparate, una televisión que muestra al que te roba cada día, al que le quita el pan a tu sonrisa, a quien te da un limosna en vez de dejarte pescar.
Sigues caminando entre la gente, buscando la complicidad de una mirada perdida en el vacio del silencio que acompaña a tus pasos.
Un puente, un rio, un adios.
Paseando por internet buscando caminantes solitarios. Trás muchas visitas diferentes doy contigo, cuanto menos sorprendida, que ya es mucho.
ResponderEliminarHace apenas dos dias he guardado cerca de dos mil textos para un nuevo comienzo que ha venido de la mano de nuevas oportunidades disfrazadas de desencanto, frustración, tristeza serena y decepción.
Encontrar tu espacio me refuerza y despeja mis dudas de si seguir avanzando desde mi espacio con nuevas entregas de eso que tan bien expresas en tu perfil:
" Escribo solo para relajarme, para poder sentir que expreso lo que siento, para expresar lo que no se decir ni contar ".
Sincronicides, tal vez a destiempo, tal vez en su justo y preciso momento. Gracias.
Gracias a ti por tu visita, por tus palabras y por los sentimientos de lucha.
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